sábado, 14 de mayo de 2016

Defincion


By: Hector Romero Vilchis.

Dicionario dela real academia española:
f. Psicol. y Psiquiatr. Sindrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibicion de la funaciones psiquicas, a veces con transtornos neurovegetativos.

Diccionario conciso de american psicological associaty:
s. 1. fluctuacion del estado de animo normal que va de la desdicha y descontento un sentimiento extremo de la tristeza, pesimismo y desaliento.




La depresión se trata de un trastorno psíquico, habitualmente recurrente, que causa una alteración del estado de ánimo de tipo depresivo a menudo acompañado de ansiedad y tristeza, en el que pueden darse, además, otros síntomas psíquicos de inhibición, sensación de vacío y desinterés general, disminución de la comunicación y del contacto social, alteraciones del apetito y el sueño (insomnio tardío) agitación o enlentecimiento psicomotor, sentimientos de culpa y de incapacidad, ideas de muerte e incluso intento de suicidio, etc. así como síntomas somáticos diversos.
Hollon y Beck (1979), definen la depresión como el síndrome en el que interactúan diversas modalidades: somática, afectiva, conductual y cognitiva.
Considerando que las distorsiones cognitivas en el análisis y procesamiento de la información, son la causa principal del desorden a partir del cual se desatan los componentes restantes.




Para algunos autores, los síntomas de la depresión en el adolescente son: aburrimiento, fatiga, nerviosismo, falta de concentración, llamadas de atención, conducta sexual anárquica, hipocondría y agresividad (Weiner,H.; Glaser,D.; Malmquist,C.P.) Toolan,M.(1.996) sin embargo, se centra más en trastornos del comportamiento: desobediencias , faltas injustificadas a clase, cólera, fugas injustificadas, auto destructividad, tendencias masoquistas y predisposición a los accidentes, conceptos (agresividad, problemas escolares e inestabilidad) que ya citaba Bakwin, H. en 1.956. De todos modos, existe un infra diagnóstico de la depresión en la adolescencia, debido a la interpretación de la variabilidad de los estados de ánimo como cambios hormonales.





Bibliografia

real cademia española. 2014. Diccionario de la lengua española. 24a edicion, madrid, españa.

APA. Diccionario conciso de psicologia, 2010, editorial el manual moderno S. A. de C. V.

Almudena García Alonso. Doctora Facultad de Psicología. Universidad Complutense de Madrid, La salud mental de las personas jóvenes en España, REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD,  marzo 09,  nº 84

Conceptualizacion


By: Hector Romero Vilchis

En la literatura académica han sido otorgados diferentes significados al término depresión. Angold (citado por Montenegro, 2000). Así, en el lenguaje común, al hablar de depresión, ésta se refiere al punto más bajo de las fluctuaciones del estado de ánimo normal, de la vida emocional de todos los días. En el punto de encuentro entre el lenguaje común y el compartido por los psiquiatras, la depresión es vista como un estado de infelicidad, tristeza o dolor emocional, que se presenta como reacción a una situación o evento displacentero, el cual es habitualmente considerado como la causa de tal respuesta emocional. De igual forma, algunos profesionales de la salud mental la identifican como un rasgo de personalidad, definido como un estado continuo y relativamente estable de incapacidad para obtener placer.


los criterios diagnósticos del DSM-III, tienden a ser algo más amplios, puesto que se concibieron fundamentalmente para ser utilizados en la práctica clínica, más que en la investigación:

a) Estado de ánimo disfórico.

b) Por lo menos, cuatro de los siguientes síntomas. 
       1) pérdida/aumento de peso/apetito.
       2) insomnio o hipersomnia.
       3) pérdida de energía.
       4) pérdida de interés o placer en las actividades habituales.
       5) sentimientos de autorreproche, culpabilidad inapropiada.
       6) disminución de la capacidad de concentración.
       7) tendencias suicidas.

c) Duración: dos semanas como mínimo.

d) Exclusiones: 

       1) síntomas esquizofrénicos. 
       2) trastorno mental orgánico. 
       3) esquizofrenia de tipo residual. 
       4) duelo no complicado.






La depresión también ha sido conceptualizada como una enfermedad o conjunto de síntomas, que se acompañan de una clara base genética y etiológica, una patología física y un pronóstico particular o respuesta específica a tratamientos. La depresión es tomada entonces como un síndrome, un estado patológico de humor bajo o triste que hace referencia a un conjunto de síntomas que implican un criterio estadístico de normalidad, y por lo tanto, favorecen el establecimiento de diferencias estadísticas cuantitativas y cualitativas en el análisis de la respuesta (Montenegro, 2000).

La mayoría de estudios que se realizan actualmente en el campo de la depresión asumen como criterio conceptual para el diagnóstico de esta entidad, la concepción de síndrome, la cual prevalece en el lenguaje internacional de psiquiatría y psicología a través de la utilización convencional de los criterios diagnósticos de las enfermedades mentales encontrados en el DSM-IV-TR. De acuerdo con esta concepción se observa que los síndromes depresivos y de ansiedad se diferencian por las respuestas manifestadas por las personas, sean ellas de índole cognitivo, comportamental o psicofisiológico. Esta tendencia ha generado el desarrollo de múltiples instrumentos de medida que parten de esta premisa con el propósito de diferenciar los Trastornos de ansiedad y afectivo.






Bibliografía:

Graciela Pardo A., Adriana Sandoval D., Diana Umbarila Z. ADOLESCENCIA Y DEPRESIÓN. Universidad Nacional de Colombia. Revista Colombiana de Psicología,
2004, No. 13, 13-28.


García, J. y Rodríguez, J. (1998) Depresión en la adolescencia: presentación de un caaso. En F.X. Méndez y D. Maciá A. (Comps.) Modificación de Conducta con Niños y Adolescentes. Madrid: Ediciones Pirámide.

Etiologia


By: Hector Romero Vilchis

El desequilibrio que caracteriza las depresiones es consecuencia de la acción conjunta de la herencia, las condiciones histórico-sociales y la situación personal del paciente. Ningún abordaje clínico o terapéutico aislado puede enfrentar eficazmente la depresión.

La mayoría de los investigadores cree que la depresión es el resultado de la interacción entre las características biológicas y las vulnerabilidades fisiológicas de una persona y la frecuencia de sucesos estresantes o situaciones difíciles de superar en su vida. Entre las perspectivas para tratar de comprender las causas de la depresión están: Las teorías biológicas que suponen que la causa de la depresión se encuentra en los genes o en un mal funcionamiento fisiológico que puede tener o no una base en la herencia.

EL PAPEL DE LA HERENCIA. Algunas formas de la depresión son genéticas, lo que indica que alguna vulnerabilidad biológica puede heredarse. Los estudios de gemelos y de familias sugieren con claridad un componente genético tanto en la depresión grave como en los trastornos bipolares.



ASPECTOS BIOQUÍMICOS. Cada una de las miles de millones de neuronas en el cerebro interactúa con las demás por medios electroquímicos. Cuando la neurona es estimulada, libera neurotransmisores, sustancias químicas, de las vesículas o áreas de almacenamiento en la terminación nerviosa. Es probable que la depresión sea el resultado de una falta de ciertos neurotransmisores químicos en lugares particulares del cerebro.



ESTUDIOS HORMONALES. Las relaciones estrechas de los trastornos del estado de ánimo con el sistema endócrino apenas se empiezan a comprender. Los avances en la comprensión de la química cerebral, en especial la forma en que el cerebro libera hormonas de la glándula pituitaria y el hipotálamo en la depresión permite creer que un nivel elevado de cortisol, una hormona que se produce en la corteza suprarrenal, que se ha encontrado de forma consistente en los pacientes con depresión podría tener acción en el escenario clínico de este padecimiento.




FACTORES PSICOSOCIALES. Existen factores adicionales como podría ser la tensión en el medio ambiente en que se mueven las personas, tal tensión puede llegar a ocasionar el principio de este mal. Los acontecimientos estresantes por ejemplo la pérdida del cónyuge, o de un progenitor preceden con frecuencia a los primeros episodios del trastorno depresivo mayor.



LA FAMILIA. Algunos trabajos indican que las malas relaciones en la familia, cuando un paciente diagnosticado es sometido a tratamiento, tienden a permanecer tras la recuperación del mismo; y además, este grado de psicopatología en la familia puede afectar a la tasa de mejoría, las recaídas y la adaptación tras la recuperación del paciente. Los datos clínicos recalcan la importancia de evaluar la vida familiar del enfermo e identificar los posibles factores estresantes relacionados con el entorno familiar.



Los síntomas de la depresión ponen de manifiesto una inhibición de la fuerza vital. La parálisis del pensamiento, la fatiga, la disminución del ímpetu psicomotor, la incapacidad para decidir o para tener iniciativas y la reducción de las relaciones afectivas, caracterizadas por la apatía y la anhedonia, revelan un vacío interior que sugiere la pérdida de la tensión pulsional (Vergote, 1993: 117-118). Nada despierta el deseo. Nada tiene sentido.

El tipo de organización cognitiva puede ser crucial para determinar de qué modo y en qué extensión progresa el proceso depresivo y es igualmente muy importante el «yo ideal» o conjunto de metas establecidas para su consecución.
Las ideas negativas fijas de baja autoestima y de culpabilidad que parecen afianzar más la depresión (McConville y col., 1973). Las pérdidas agudas son de gran importancia en las depresiones en las que predomina la culpa, mientras que las pérdidas más bien crónicas son importantes en las depresiones afectivas, de autoestima negativa y mixta.




Bibliografia:

Bogaert García, Huberto LA DEPRESIÓN: ETIOLOGÍA Y TRATAMIENTO Ciencia y Sociedad, vol. XXXVII, núm. 2, abril-junio, 2012, pp. 183-197 Instituto Tecnológico de Santo Domingo.

García, J. y Rodríguez, J. (1998) Depresión en la adolescencia: presentación de un caaso. En F.X. Méndez y D. Maciá A. (Comps.) Modificación de Conducta con Niños y Adolescentes. Madrid: Ediciones Pirámide.


Alma Baena Zúñiga Maurilia Araceli Sandoval Villegas Celia C. Urbina Torres Norma Helen Juárez Sergio J. Villaseñor Bayardo, LOS TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO, Revista Digital Universitaria, 10 de noviembre 2005 • Volumen 6 Número 11 • ISSN: 1067-6079.

Epidemiologia


By: Hector Romero Vilchis

Se han publicado 12 estudios sobre el TDM en la gente joven. Las estimaciones que se han encontrado oscilan entre el 1.8% y el 8.9%. Según Angold (Angold y Costello 1994) la mayoría de estos estudios estiman prevalencias por debajo del 5%, él considera razonable tomar como tasa global del TDM en los pacientes de 8 a 16 años entre el 2% y el 5%.
En los tres estudios que valoran la Distimia la tasa de varía del 1.5% al 6.8% (Polaino Lorente y Domenech 1993).




La tasa de prevalencia vital sólo se refleja en un estudio (Whitaker et al. 1990) y la sitúa en el 4% para el TDM y en el 4.4% para la Distimia.
Seguramente las tasas reales son mayores que las arriba descritas. Son preocupantes las tasas tanto para TDM como para distimia vistos los altos índices de recaída del TDM, el aumento de riesgo de recaída para los que presentan distimia y la continuidad con los trastornos depresivos en la edad adulta.



CO-MORBILIDAD
Al hablar de comorbilidad nos referimos a la presencia de dos condiciones juntas con mayor frecuencia de la que las esperaríamos por separado.
Según Goodyer y Cooper (1993) en los últimos estudios epidemiológicos sobre la depresión infantil la comorbilidad se presenta en el 40% de los casos.




La comorbilidad pone en relieve las dificultades de clasificación y nosología actuales de la psicopatología. Las condiciones necesarias y suficientes para identificar la depresión no están claras. No existen definiciones de base empírica para la depresión infantil a pesar del consenso alcanzado con los sistemas de clasificación actual DSM-IV o CIE-10.





Bibliografía:


Ian M.Goodyer, EPIDEMIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA, psiquiatría y padopsiquiatria, familia nuova schola, fundación novasagata. http://www.centrelondres94.com/files/epidemiologia_depresion_infancia_adolescencia.pdf

Clasificacion


By: Hector Romero Vilchis

Los estados de ánimo básicos cambian con el desarrollo, así como el nivel y la complejidad de los afectos aumenta en los primeros años de vida Izard et al.(1984,1991).
El humor deprimido constituye uno de esos estados cuyas características se van mostrando más evidentes a lo largo del segundo año de vida.
Actualmente se reconocen cuatro formas clínicas de la depresión, según el criterio del DSM-IV (APA 1994) a saber:

1) Trastorno Depresivo Mayor (en adelante TDM) el paciente debe presentar al menos cinco de los síntomas siguientes durante las mismas dos semanas y representar un cambio respecto a su funcionamiento previo, y al menos uno de los síntomas tiene que ser necesariamente (1) o (2):

1- Ánimo deprimido la mayor parte del día, casi cada día (tanto por impresión personal subjetiva como por observación realizada por terceros).

2- Disminución marcada del placer por todas, o casi todas, las actividades diarias la mayor parte del día, la mayoría de los días.

3- Pérdida o ganancia significativa de peso sin hacer dieta o disminuir el apetito casi cada día.

4- Insomnio o hipersomnia casi cada día.

5- Agitación o retardación psicomotriz casi cada día.

6- Fatiga o pérdida de la energía vital cada día.

7- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva e inapropiada (que puede ser delirante) casi cada día

8- Disminución de la capacidad de concentración o de pensamiento, indecisión, casi cada día.

9- Pensamientos reiterativos de muerte, ideación suicida recurrente sin plan específico, tentativa de suicidio o plan específico de suicidio.

10- Los síntomas deben provocar distres emocional importante, o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de funcionamiento.
No deben estar originados por los efectos de alguna sustancia o por algún otro diagnóstico médico.







2) Trastorno depresivo mayor bipolar. Tiene las mismas características del TDM unipolar (descrito en 1) pero constituye el componente depresivo de una alteración maníaco-depresiva.






3) Distimia. Se considera aquel estado de ánimo con características clínicas similares a las del TDM pero de menor intensidad, que conlleva menor deterioro. Es un proceso crónico, dura al menos 18 meses.



4) Trastorno depresivo adaptativo. Se trata de un proceso de inicio rápido que sigue a un acontecimiento observable externamente. Los síntomas pueden ser intensos pero no son suficientes para reunir todas las características requeridas para el diagnóstico del TDM.



Síntomas dependientes de edad, cultura y sexo
Parece que las cifras apoyan la teoría de que los síntomas melancólicos se dan más en personas de edad más avanzada, mientras que los síntomas atípicos se presentan en personas más jóvenes.

La edad de inicio también apoya esta dirección, puesto que la edad de inicio en las depresiones mayores se sitúa en torno a una media de 40 años, iniciando el trastorno entre los 20 y los 50 años un 50% de los sujetos. La depresión bipolar por el contrario, posee un inicio más temprano con una edad media de inicio de 30 años y con casos registrados desde los cinco años hasta los cincuenta según Kaplan,H. & Sadock,B., (1.996)

En lo que concierne al sexo, el trastorno depresivo mayor único o
recidivante, es dos veces más frecuente en mujeres que en varones, tanto en adolescentes como en adultos, sin existir relación aparente con raza, nivel de estudios o estado civil : Vallejo Ruiloba, J.& Homon,J. (2.006) Los episodios mixtos parecen ser más frecuentes en varones que en mujeres. En niños, los trastornos distímicos se presentan por igual en ambos sexos, provocando deterioro en el rendimiento escolar y en la interacción social, además de irritación, baja autoestima y escasas habilidades sociales.

En lo que respecta a factores culturales, la depresión en general, posees y mediterráneas por ejemplo, aparecen quejas de “nervios y cefaleas”, mientras que estas quejas en las culturas Asiáticas, se centran más en problemas de debilidad o cansancio o incluso de falta de equilibrio.



Bibliografía

Ian M.Goodyer, EPIDEMIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA, psiquiatría y padopsiquiatria, familia nuova schola, fundación novasagata. http://www.centrelondres94.com/files/epidemiologia_depresion_infancia_adolescencia.pdf



Almudena García Alonso. Doctora Facultad de Psicología. Universidad Complutense de Madrid, La salud mental de las personas jóvenes en España, REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD,  marzo 09,  nº 84.

Tipos de evaluacion


By: Hector Romero Vilchis

En los trastornos depresivos se utilizan escalas como instrumentos de medida de la gravedad de la depresión y de su respuesta al tratamiento. Las escalas heteroevaluadas son aquellas en las que el evaluador pregunta sobre cada uno de los ítems y los evalúa. Deben cumplimentarse tras realizar la entrevista clínica y precisan unos niveles elevados de formación y experiencia. Las escalas autoevaluables o cuestionarios pueden ser leídas por el entrevistador o por el propio paciente, pero es éste último el que elige cual de los ítems refleja mejor su estado. Las escalas más utilizadas en los trabajos de investigación son:



1.- Beck Depression Inventory (BDI)
 Es una escala de autoevaluación que valora fundamentalmente los síntomas clínicos de melancolía y los pensamientos intrusivos presentes en la depresión. Es la que mayor porcentaje de síntomas cognitivos presenta, destacando además la ausencia de síntomas motores y de ansiedad. Se utiliza habitualmente para evaluar la gravedad de la enfermedad. La versión original de 1961 consta de 21 ítems172, publicándose posteriormente dos revisiones, la BDI-IA en 1979 y la BDI-II en 1996. Esta escala fue adaptada y validada en castellano en 1975.









2.- La HAM-D o Hamilton Rating Scale for Depression:
es una escala heteroaplicada, diseñada para medir la intensidad o gravedad de la depresión, siendo una de las más empleadas para monitorizar la evolución de los síntomas en la práctica clínica y en la investigación. El marco temporal de la evaluación se corresponde al momento en el que se aplican, excepto para algunos ítems, como los del sueño, en que se refi eren a los 2 días previos. La versión original está formada por 21 ítems y fue publicada en 1960. Existe una versión reducida realizada por el mismo autor de 17 ítems, otra versión de 24 ítems.

Los ítems incluyen ánimo depresivo, sentimientos de culpa, suicidio, insomnio precoz, medio y tardío, trabajo y actividades, inhibición, agitación, ansiedad psíquica y ansiedad somática, síntomas somáticos gastrointestinales, síntomas somáticos generales, síntomas sexuales (disfunción sexual y alteraciones de la menstruación), hipocondría, perdida de peso y capacidad de entendimiento. Los ítems adicionales en la versión de 21 son variación diurna, despersonalización y desrealización, síntomas paranoides y síntomas obsesivos y compulsivos.





3.- Montgomery Asberg Depression Rating Scale (MADRS)
La MADRS es una escala heteroaplicada publicada en 1979174 que consta de 10 ítems que evalúan los síntomas y la gravedad de la depresión y obtenidos a partir de la Comprehensive Psychopatological Rating Scale185. La escala debe ser administrada por un clínico y existen versiones autoaplicadas. Los ítems incluyen tristeza aparente, tristeza referida, tensión interna, disminución de sueño, disminución de apetito, difi cultades de concentración, laxitud, incapacidad para sentir, pensamientos pesimistas y pensamientos suicidas. La puntuación en cada ítem oscila entre 0 y 6 puntos y para asignar la puntuación, el clínico puede utilizar la información de fuentes distintas al paciente. Presenta la ventaja frente a la HAM-D de no estar contaminada por ítems que evalúan ansiedad, aunque sigue manteniendo varios ítems somáticos o vegetativos que dificultan su administración en pacientes con sintomatología física predominante.




Bibliografia:

Anexo 9. instrumentos de Evaluación de la depresión, Guias, Practica Clinica en el SNS. pp. 94-100.





Estrategias y Programas de Intervencion


By: Hector Romero Vilchis

La OMS ha recomendado campañas educativas para el público general con la finalidad de mejorar la conciencia sobre la depresión y así optimizar el acceso a los cuidados de salud y combatir el estigma que acompaña a dicha enfermedad. (2) Los programas de salud pública deben estar enfocados a reducir el estigma valorando las dimensiones de responsabilidad, antipatía y amenaza. Una estrategia podría involucrar una explicación causal para la depresión que incorpora componentes sociológicos y biológicos para el público general.



Entre las conductas generalmente aceptadas como recomendables para el abordaje diagnóstico y terapéutico de la depresión en el marco de atención primaria se incluyen las siguientes:

Screening desde la consulta con un test validado sencillo a personas con riesgo, confirmación y especificación diagnóstica sobre la base de entrevista clínica según criterios del DSM-IV o mediante derivación a psiquiatría.

Tratamiento específico con psicofármacos y, probablemente psicoterapia en el ámbito especializado, más algunas otras intervenciones inespecíficas complementarias.






Pérez-Franco propone, en un artículo divulgado en el año 2006 en la Revista Atención Primaria, alternativas para el abordaje de los problemas de salud mental, incluidos los trastornos depresivos:

1.Clasificación orientada a la práctica:
Se puede clasificar el malestar que requiere intervenciones no específicas, malestar que requiere intervención y trastornos psiquiátricos mayores.

2. Contextualización:
 La valoración completa de pacientes en el contexto y una perspectiva integral de todos los factores conocidos que se asocian con la depresión.

3. Entrevista clínica y aproximación diagnóstica narrativa:
Una buena entrevista clínica suele incluir las preguntas mínimas de los test diagnósticos validados, más la descripción de los hechos en los términos de sus actores implicados, y hace del diagnóstico un proceso en permanente cambio, evitando la pasividad del encasillamiento, con el valor añadido de resultar terapéutica por sí misma.

 4. Aplicación de los métodos habituales de gestión de la incertidumbre en medicina de familia: Incluyen participación de los pacientes en un trabajo conjunto de resolución de problemas; utilización del reconocimiento de patrones, tendencias y regularidades de las presentaciones clínicas de un paciente a lo largo del tiempo; sentido común; una buena alianza terapéutica entre el médico y el paciente, y empatía.
Las intervenciones para mejorar la autoestima en edades tempranas parecen resultar más eficientes cuando se llevan a cabo en el ámbito escolar (Haney y Durlak, 1998), siendo éste un lugar particularmente favorable para producir mejoras en la retroalimentación que proporcionan los agentes de influencia social.

 



Bibliografía:

Wendy Navas Orozco. María Jesús Vargas Baldares. ABORDAJE DE LA DEPRESIÓN: INTERVENCIÓN EN CRISIS. Revista Cúpula 2012; 26 (2): 19-35.

Rodriguez Naranjo, Carmen; Caño Gonzalez, Antonio. Autoestima en la adolescencia: analisis y estrategias de intervencion. International Journal of Psychology and Psychological Therapy. vol. 12, num 3. 2012, pp. 389-403. Universidad de almeria, españa.
En: http://www.realyc.org/articulo.oa?id=56024657005