By: Hector Romero Vilchis
En la literatura académica han sido otorgados diferentes significados al término depresión. Angold (citado por Montenegro, 2000). Así, en el lenguaje común, al hablar de depresión, ésta se refiere al punto más bajo de las fluctuaciones del estado de ánimo normal, de la vida emocional de todos los días. En el punto de encuentro entre el lenguaje común y el compartido por los psiquiatras, la depresión es vista como un estado de infelicidad, tristeza o dolor emocional, que se presenta como reacción a una situación o evento displacentero, el cual es habitualmente considerado como la causa de tal respuesta emocional. De igual forma, algunos profesionales de la salud mental la identifican como un rasgo de personalidad, definido como un estado continuo y relativamente estable de incapacidad para obtener placer.
los criterios diagnósticos del DSM-III, tienden a ser algo más amplios, puesto que
se concibieron fundamentalmente para ser utilizados en la práctica clínica, más
que en la investigación:
a) Estado de ánimo disfórico.
b) Por lo menos, cuatro de
los siguientes síntomas.
1) pérdida/aumento de peso/apetito.
2) insomnio o
hipersomnia.
3) pérdida de energía.
4) pérdida de interés o placer en las
actividades habituales.
5) sentimientos de autorreproche, culpabilidad
inapropiada.
6) disminución de la capacidad de concentración.
7) tendencias
suicidas.
c) Duración: dos semanas como mínimo.
d) Exclusiones:
1)
síntomas esquizofrénicos.
2) trastorno mental orgánico.
3) esquizofrenia de
tipo residual.
4) duelo no complicado.
La depresión también ha sido conceptualizada como una enfermedad o conjunto de síntomas, que se acompañan de una clara base genética y etiológica, una patología física y un pronóstico particular o respuesta específica a tratamientos. La depresión es tomada entonces como un síndrome, un estado patológico de humor bajo o triste que hace referencia a un conjunto de síntomas que implican un criterio estadístico de normalidad, y por lo tanto, favorecen el establecimiento de diferencias estadísticas cuantitativas y cualitativas en el análisis de la respuesta (Montenegro, 2000).
La mayoría de estudios que se realizan
actualmente en el campo de la depresión asumen como criterio conceptual para el
diagnóstico de esta entidad, la concepción de síndrome, la cual prevalece en el
lenguaje internacional de psiquiatría y psicología a través de la utilización
convencional de los criterios diagnósticos de las enfermedades mentales
encontrados en el DSM-IV-TR. De
acuerdo con esta concepción se observa
que los síndromes depresivos y de ansiedad se diferencian por las respuestas
manifestadas por las personas, sean ellas de índole cognitivo, comportamental o
psicofisiológico. Esta tendencia ha generado el desarrollo de múltiples
instrumentos de medida que parten de esta premisa con el propósito de
diferenciar los Trastornos de ansiedad y afectivo.
Bibliografía:
Graciela Pardo A., Adriana Sandoval D., Diana
Umbarila Z. ADOLESCENCIA Y DEPRESIÓN. Universidad Nacional
de Colombia. Revista
Colombiana de Psicología,
2004,
No. 13, 13-28.
García, J. y Rodríguez, J. (1998) Depresión en la
adolescencia: presentación de un caaso. En F.X. Méndez y D. Maciá A. (Comps.)
Modificación de Conducta con Niños y Adolescentes. Madrid: Ediciones Pirámide.
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